martes, 27 de enero de 2009

La perinola de Buzzi


Es así: tarde o temprano los elásticos terminan por resecarse y las caretas se caen. Ahora resulta que quienes abogaban por la declaración de la emergencia agropecuaria en TODO EL TERRITORIO NACIONAL, ponen el grito en el cielo porque el recorte también los toca a ellos.
La estrategia de la mesa de enlace fue la siguiente: como la premisa es desgastar, limar, esmerilar al gobierno K hasta que se desgaste y caiga (Alfredo de Angelis dix it), los señores que dicen defender los intereses de la gente de campo vieron en la sequia una nueva oportunidad para machacar y peticionar ante las autoridades. Su exigencia era que se declarara la emergencia agropecuaria en todo el país, lo cual implica la exención de impuestos para los productores por obvias razones y, por ende, una reducción considerable en la percepción de dinero por parte del Estado en concepto de impuestos. Ahora bien, no todo el territorio nacional está sufriendo la terrible sequia, entonces ¿Qué buscaba la Mesa de Enlace proponiendo esto? ¿limar al gobierno y de paso ganar un poco de reconocimiento entre sus representados al escindirlos del pago de impuestos? ¿sacar liquidez financiera al Estado?¿al pueblo? Lo dejo a su libre albedrio.
Pero ¿por qué se enoja Buzzi? En un momento de crisis tan grande como el que estamos atravesando no solo por la sequia y otros desastres ambientales sino por la crisis del capitalismo mundial, los países requieren del esfuerzo de todos sus habitantes para mantenerse a flote y campear la situación. Son las reglas del juego, eso implica vivir en sociedad y como todo tiene lo bueno y lo malo. El señor Buzzi como siempre, salió puchereando en los grandes medios masivos de comunicación porque las medidas no son suficientes y ahora encima se los “persigue por haberse enfrentado al Gobierno tan férreamente”, pero la verdad de la milanesa es que al declarar la emergencia, la Federación Agraria Argentina (a la que pertenece el dirigente en cuestión) deja de percibir el dinero que le reportaba un sellado especial para el transporte de granos que debía pagar el productor a esa organización que funciona de intermediaria para la operación. Una medida que los deja sin la mitad del dinero que percibían en sus arcas.
O sea, sin ánimos de ofender ni ser mal pensado, el echo de que se hayan opuesto a la resolución 125 pero ahora breguen por la continuidad de un impuesto que percibe su entidad, parece mostrar que su pretensión era que los argentinos en su totalidad banquemos al campo en esta mala racha (cosa que no se hace con otros sectores privados) pero sin afectar sus propios intereses. O sea que en la perinola de Buzzi y los muchachos rurales, el “todos ponen” esta borroneado y ahora los que defienden medidas puramente recaudatorias y para hacer caja son ellos.

Por Matias Levin

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lunes, 12 de enero de 2009

Se equivocaba el gurú... se equivocaba


Hoy se publicó una noticia que hizo que las antenitas de vinil de Macondo captaran una señal de alerta.

La noticia indica que el autor de ¨Padre rico, padre pobre¨ y toda una zaga de libros del mismo tenor teórico sobre como hacerse rico sin laburar y otras yerbas, cayó en descrédito internacional tras el derrumbe de la burbuja de gases financieros que acucia al mundo de los negocios.

Si. A Robert Kiyosaki, se le cayó la careta y los miles de lectores que lo hicieron más o menos rico alrededor del mundo se sienten por lo menos desorientados. Pero ese no es el verdadero kit de la cuestión.

Como apéndice de esa nota surgió este otro título por demás llamativo: “A fin de año, Cavallo ganó la carrera de los best sellers”.

Resulta que según un sondeo en las listas de libros más vendidos desde la Navidad, en las cadenas Yenny y Cúspide, en la categoría "economía y negocios" aparece primero el último libro de Domingo Cavallo, "Estanflación", en el que pronostica (tal su papel de gurú internacional) tres años de recesión con inflación para la Argentina. Lo cual mueve por lo menos a la reflexión: ¿Qué pasa en este país?¿qué maldición se cierne sobre nosotros como sociedad?¿es posible que los que se dedican a eso de hacer negocios y otros que quieren incursionar en ese rubro tomen en cuenta las teorías poco serias de un ex ministro que, obedeciendo a sus jefes de Washington DC, hizo polvo la economía nacional?¿es lógico que alguien como Domingo Felipe Cavallo goce de alguna confianza por parte de la misma gente a la que encerró en el corralito? Ni hablemos del modelo económico que nos fundió, de la desocupación de los ´90, las privatizadas, las cagadas que hizo como funcionario de la dictadura de Videla bajo órdenes de Martínez de Oz o de todas las medidas que esa calva y afiebrada cabeza supieron urdir para que ganen los que siempre ganan alrededor del mundo.

¿Hasta donde llega la estupidez del medio pelo argentino y el odio visceral del gorilaje que no soporta un peronista en el poder?

Tres años de estanflación… justo lo que queda del mandato kirchnerista. Llamativo ¿no?

En lugar de tratar de tirar para adelante, o de formar una alternativa a todo el arco político que vive defraudando confianzas, o de tratar de torcer la balanza para este lado, o marcar los errores, o buscar salidas superadoras, corren a las bateas (de las librerías de shopping) para empaparse de las recetas mágicas y pronósticos agoreros de un traidor que vislumbro cálidos atardeceres cuando la tormenta era más oscura y recia que nunca, y cocinó negocios para que se empachen los que todo tienen, mientras los que no se siguieron cagando de hambre.

Ya los verán ustedes a estos pobres idiotas opinando en los chats, entre los comentarios de los lectores de los grandes diarios o violentando los blogs de quienes piensan críticamente en verdad porque, afortunadamente, no salen a la plaza más que a mostrar sus cacerolitas un rato.

Los mediopelo argentinos dueños de una verdad que ni ellos mismos pueden defender, pacatos pensadores de prestado que nunca se juntan a debatir ideas con nadie, se encierran a putear al televisor y salen a votar con rencor en lugar de convicción, con la cabeza llena de los pajaritos que tipos como Cavallo ahora llaman estanflación.

Matías Levin