martes, 16 de junio de 2009

Nos sumamos a la lucha

MANIFIESTO BLOGUERO CONTRA EL ABUSO DE ARTEAR

Blogueros políticos y económicos de la República Argentina, agrupados sin distinción de simpatías partidarias, repudiamos el abuso de propiedad en que está incurriendo Artear S.A., impidiendo la difusión de videos que contienen entrevistas y declaraciones de funcionarios públicos y personalidades relacionadas al quehacer político de nuestro país.

En este sentido, y bajo la excusa de proteger derechos de Copyright, Youtube elimina, a instancias de ARTEAR S.A., los contenidos audiovisuales que, pese a ser generados y transmitidos por sus señales, incluyen información de carácter público. De esta manera se cercena la libertad de difusión de la información de interés ciudadano, con grave daño a la libertad de expresión. Un grupo concentrado de medios de comunicación pretende así controlar no sólo la generación sino también la circulación de la información política en el país, interfiriendo en los contenidos elaborados por medios de comunicación independientes.

Por esto, solicitamos que restablezcan las cuentas y los videos injustamente eliminados y se garantice la libertad de difusión y circulación de la información de interés ciudadano tal como lo expresa la Ley de Propiedad Intelectual (Ley 11.723) en su Artículos 27 y 28.

Nos dirigimos a todas las instituciones y personalidades del país y del exterior que defienden la libertad de expresión y de difusión de informaciones solicitando un claro pronunciamiento en defensa de los blogs afectados (Mundo Perverso y Registromundo) y para poner fin a este tipo de maniobras antidemocráticas, que privilegian los intereses corporativos por sobre los derechos de los ciudadanos.

lunes, 8 de junio de 2009

Estimado compatriota:

Yo sé que a usted no lo van a engañar ni los diarios, ni la pantalla televisiva, ni las radios manejados por poderosos grupos económicos. Sé también que está informado que De Narváez gasta $ 867.000 por día en su campaña electoral y además, tengo la certeza de que a usted no le convencen “los versos” que pregona la mayoría de los políticos en declinación. (También usted advirtió seguramente que el abogado defensor de Narváez en el caso de la efedrina es Mariano Cúneo Libarona, quien casualmente es el penalista que defiende a Menem en los juicios por sus negociados). Cómo no lo va a saber si usted pertenece a la clase media de la ciudad de Buenos Aires que lee diarios y mira noticiosos televisivos.

Le escribo estas líneas porque sé también que a usted le molestan algunas cosas del kirchnerismo, o muchas.

Le confieso que también a mí me dejan insatisfecho algunos aspectos de esta gestión.

Se lo repito, aunque estoy seguro que usted sabe bien quiénes son “los otros”: los peronistas Menem y Duhalde, los radicales que estuvieron con De La Rúa, el gran consorcio empresario de los Macri y el multimillonario que encubre las aspiraciones de Duhalde pues, como usted sabe, De Narváez no puede ser presidente porque no es argentino nativo. Y hasta algunos “videlistas” como la “procesista” Cecilia Pando, fervorosa representante de los represores y admiradora de Duhalde, es decir, de De Narváez.

Usted los recuerda tan bien como yo, seguramente.

Son los que quieren volver a la Corte Suprema en manos de jueces corruptos como en el 2000, a las humillaciones de la Argentina sometida a “relaciones carnales” con Estados Unidos como en 1998 y subordinada a los planes recesivos del Fondo Monetario Internacional, así como al incesante crecimiento de la Deuda Externa, con Cavallo y compañía.

Usted se acuerda, ¿no es cierto? Seguro que sí: cómo subía todos los días el “riesgo país” y los intereses y el saqueo... Quieren volver a entregar a los financistas especuladores el manejo de los aportes jubilatorios de todos nosotros, volver a la libre importación que destruyó gran parte de nuestra industria y provocó la desocupación, de donde surgió la delincuencia y la inseguridad que todavía sufrimos.

¡Cómo no se va a acordar!

Usted, comerciante minorista que estaba la mayor parte del día con los brazos cruzados esperando clientes que no llegaban en aquella época desgraciada, usted, joven con inquietudes, que estuvo tentado de sumarse a las colas ante las embajadas de España e Italia, junto a tantos amigos que veían cerrados sus horizontes en nuestro país. Y usted, víctima de los negociados de Menem, que llegó a explotar un cuartel para que no se pudieran contar las armas que se habían vendido ilegalmente o estafado por De La Rúa, “el moralista” De La Rúa, que sobornó a los senadores para sancionar la ley de flexibilidad laboral. ¿Se acuerda de esa ley? ¿Se acuerda de los contratos basura? ¿Acaso olvidó que cuando la casa se incendiaba De La Rúa decía por T.V. que le preocupaba la posible extinción de la merluza?

Todos esos son los responsables de aquella Argentina hundida en el fango, en la miseria y la corrupción... y de los cinco presidentes en una semana, ¿se acuerda? Y del “corralito” y “el corralón”, cuando tuvimos que salir a la calle, con las cacerolas, reclamando “que se vayan todos”.

¡No me diga que no se acuerda!

Búsquelos en las listas de la oposición.

Algunos aparecen, otros están escondidos detrás de Narváez y de Michetti, mientras Menem y Duhalde ya se frotan las manos pensando que algunos confundidos van a votar a sus títeres y hasta los amigos de De la Rúa se preparan para rebajar, de nuevo, sueldos y jubilaciones, como en aquella época, cuando López Murphy proponía arreglar la situación económica rebajando a la mitad el presupuesto de educación y salud.

¿No me diga que se olvidó? No puedo creerlo.

Aquello no va más y usted lo sabe.

No lo van a engañar con las pavadas de si Cristina cambia o no de cartera todos los días o si Kirchner vocifera en vez de persuadir.

A ellos les molesta el gobierno por sus aciertos y no por sus errores, y prometen una Argentina venturosa, cuando tienen el proyecto de hacernos volver a los 90.

Porque aquí, mi amigo, se están jugando cosas mucho más importantes que las chicanas que maneja la oposición, precisamente porque no puede desnudar públicamente su proyecto de regreso al pasado: que si el gobierno no hace reuniones de gabinete, que si Néstor influye sobre Cristina y otras “zonceras” en las cuales usted y yo no podemos detenernos cuando la cuestión central reside en cómo nos defendemos de la crisis mundial que va alejar de nuevo a los clientes de los comercios, que va a cerrar de nuevo los horizontes de los jóvenes si vuelven aquellos que fueron responsables de que la Argentina estallara en el 2001.

Con algunas caritas nuevas -juveniles porque tienen tatuaje- ellos quieren tapar su proyecto nefasto: por eso no se sabe si son estatistas o no, si son fondomonetaristas o no, si son latinoamericanistas o no, ni siquiera si son democráticos o no, porque lo que son es el pasado, aquel que usted y yo vivimos, desde el 74 hasta el 2003, cuando ellos gobernaban a favor de los grandes consorcios, de los grandes bancos, destruyendo al país.

Usted sabe, porque está informado, que desde el 2003 se ha bajado la desocupación y ha crecido el Producto Bruto como nunca en nuestra historia y que se vive mejor, aunque el conflicto con el campo desató inflación –más allá de que el INDEC intentase ocultarla- pero que ahora está más o menos controlada.

Usted sabe también, porque no es zonzo, que la Sociedad Rural no salió jamás, en toda su historia ,ni tampoco ahora, a defender la democracia y el bienestar del pueblo, sino a proteger sus vacas y sus reproductores que valen millones, así como sus cuentas bancarias en el país y en el extranjero, que se trata de un reducido grupo de grandes terratenientes y sojeros a quienes sólo les interesa exportar y cuanto menos coman los argentinos, mejor, porque hay más mercadería para vender afuera, mientras tienen a los peones “en negro” y de pata al suelo. .

Yo sé que usted entiende todo esto, pero le doy esta alerta porque, después, los males los pagamos todos. Y también le advierto que no conviene jugar al divisionismo, votando a una supuesta izquierda sin chance alguna, la cual -restándole votos al gobierno- beneficia a esa derecha reaccionaria que gobernó casi siempre en la Argentina.

Usted sabe bien que tenemos que terminar con la necedad de La Rúa y la viveza de Menem y Duhalde. Y también sabe que todos queremos un país mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, pero los que destruyeron lo que íbamos construyendo, vienen ahora con “el verso” de un mundo mejor cuando siempre fueron la expresión de un mundo peor.

No nos mejorarán, por el contrario, nos destruirán otra vez.

Este gobierno, con sus limitaciones, y desaciertos, abre sin embargo un camino.

Apóyelo por su aciertos, sin por eso dejar de criticar sus errores, y empújelo hacia las transformaciones necesarias que urgen en nuestra Argentina.

Hay lo que hay, estimado amigo, y de todo lo que hay, no vote por el pasado.

Yo sé que usted no va a jugar con fuego: porque ya otras veces ha sucedido que por creer que se vota lo mejor, se destruye lo que es más o menos bueno y volvemos a lo que es decididamente muy malo.

En sus manos está el destino de la Argentina. Estoy seguro que lo comprende

Sería catastrófico que si se equivocan muchos, en el futuro tengamos que llorar juntos.

Norberto Galasso, junio 2009.

Corriente Política “Enrique Santos Discépolo”

lunes, 1 de junio de 2009

Peron volvio y parece que es afro?

El más populista, según los conservadores

La nueva ley de “derechos de los consumidores con tarjetas de crédito” favorecerá a miles de trabajadores endeudados y tiende a regular el consumismo desmedido. Los grupos conservadores ya comenzaron a calificar a Obama de populista.

Por Ernesto Semán

Desde Nueva York

A quien quisiera verlo, Dios le envió dos claras señales a la puerta de su casa alertando sobre la crisis que se iba armando en los Estados Unidos. La primera fue cuando la oferta de flamantes tarjetas de crédito saturó los buzones de consumidores que a duras penas podrían cumplir las condiciones que aceptaban de inmediato a lo largo y ancho del país. La segunda fue cuando, súbitamente, esas invitaciones para sumarse sin costo alguno al mundo del consumo desapareció de la correspondencia de cada día. Pocas historias expresan la sobreexpansión del consumo de los últimos 15 años tan bien como el círculo perfecto del auge y colapso del consumo con tarjeta, antesala de la crisis más importante desde la Depresión. De ahí que el presidente Barack Obama haya hecho de la regulación de las tarjetas de crédito su primera ley importante por fuera del paquete de estímulo. Y de ahí que valga la pena preguntarse si la misma ley que firmó la última semana aliviando las presiones financieras para millones de trabajadores, al mismo tiempo no está generando las mejores condiciones para repetir los mismos pasos que condujeron al colapso.

Obama presentó la ley (“declaración de derechos de los consumidores con tarjetas de crédito) el viernes último, montado sobre un apoyo casi unánime del Congreso y las asociaciones de consumidores. No es poca cosa para un gobierno cuyo vicepresidente, Joe Biden, ha sido el más férreo defensor de las compañías de tarjetas de crédito (en su mayoría con sede legal en su estado, Delaware). Hasta la cadena Fox, quizás el enemigo más articulado al gobierno de Obama, dio a entender su apoyo a la ley, “porque al fin y al cabo, el populismo es como las agujas de un reloj descompuesto, que aunque no funcione da la hora exacta dos veces al día.” Tanta unanimidad y tan poca resistencia deberían servir para despertar sospechas sobre sus alcances. En verdad, la ley sólo es imaginable en el clima del último año, más simpático a la intervención directa del Estado y a la mayor regulación de la vida económica, pero tiende a controlar una variedad de abusos difíciles de defender. A Obama le permite arrancar con un gol de ventaja para encarar en el verano norteño reformas que serán infinitamente más difíciles, sobre todo las referidas al sistema de salud.

La ley, que entra en vigencia a lo largo de este año, limita los tiempos y montos en los que las compañías pueden incrementar los intereses sobre las deudas con tarjeta, extiende y facilita las formas de pago de las mismas, pone condiciones a las penalidades contra los morosos y permite a éstos agrupar sus deudas de la forma más económica (es decir, en función de las tasas más bajas). Más allá de las deudas, también obliga a las empresas a una mayor información sobre sus costos y establece más límites para el otorgamiento indiscriminado de tarjetas a menores de 21 años, un nicho privilegiado del mercado de tarjeta, justamente por su propensión a endeudarse.

La nueva ley mejora la estructura de gastos de millones de endeudados, en su enorme mayoría trabajadores. Esta semana, el gobierno difundió hasta el hartazgo el dato de que el 80 por ciento de los norteamericanos tienen tarjetas de crédito, y cerca de la mitad acarrea deudas de distinto tipo. Mirado de cerca, el mapa es un poco menos catastrófico. Las tarjetas con deuda llegan al 45 por ciento del total de tarjetas, y aunque la deuda promedio es de 9000 dólares, la media ubica al 50 por ciento de esas deudas cerca de los 2000 dólares. En blanco sobre negro, sólo un 15 por ciento de los norteamericanos tienen tarjetas con deudas superiores a los 2000 dólares, algo que difícilmente pueda ser descripto como una catástrofe nacional. Para esos 45 millones de norteamericanos, los beneficios de esta ley son inmediatos. Y también lo serán para otros tantos millones que destinan parte de sus ingresos a pagar tasas y adicionales que las compañías incluyen en la ya famosa letra chica del contrato. Pero para la economía norteamericana en general, el impacto del endeudamiento para adquirir propiedades, autos y educación es muchísimo mayor.

La regulación de las tarjetas, más bien, puede ser una oportunidad para revisar en el largo plazo las pautas de consumo generales que mueven a los Estados Unidos, marcadas por un sistema de ofertas que no invita a ahorrar en las compras sino a gastar más de lo previsto. No es casual que la otra papelería que satura los buzones y que ha sobrevivido a la desaparición de las tarjetas son los cupones, un mundo de talonarios que permiten comprar con descuentos en negocios de todo tipo. En cualquier casa norteamericana que se precie, la conversación sobre un nuevo televisor, un juego de platos o una cena afuera sólo prospera cuando se despliegan sobre la mesa una multitud de cuponcitos que en su conjunto pueden reducir hasta un 30 por ciento del precio del producto en cuestión.

El funcionamiento de los cupones en la economía doméstica es similar al de los incentivos que ofrecen las tarjetas: empieza por incrementar la capacidad de compra del salario real con descuentos y ofertas y termina por destruirlo mediante un incremento del consumo y una disminución de la capacidad de ahorro. En una perversión intrínseca al calvinismo norteamericano, lo que inicialmente aparece como una forma de consumo prudente y ahorrativa, sigue con un foco en cuidar la capacidad de compra de los ingresos y termina por erosionar la prudencia inicial en favor de una expansión del consumo por arriba de lo originalmente previsto. No por nada la empresa Valpak (una de las grandes distribuidoras de cupones en Nueva York) se vanagloria de que el término “coupons” registre más búsquedas en Google que “Britney Spears,” el nombre propio que reina entre los buscadores de Internet.

La verdad es que para Obama lidiar con la voracidad del consumo puede resultar mucho más difícil que regular las tarjetas. En el acto del viernes, el presidente dijo que la nueva ley “no significa un apoyo” a aquellos que “han incurrido en un gasto imprudente” al “comprar más que lo que pueden pagar... Quiero ser claro en esto: no perdonamos ni condonamos a aquellos que han actuado irresponsablemente”. Es decir, a los beneficiarios inmediatos de la ley. La muletilla obamiana se monta sobre una idea que difícilmente él comparta, según la cual todos ingresan al mercado y toman sus decisiones de consumo con igual grado de libertad e información. Y se hace eco, de paso, de una gran cantidad de voces que predicen que el colapso de este año cambiará por sí mismo los patrones de consumo norteamericanos a favor de mayor prudencia y menor despilfarro.

La ilusión de que el efecto disciplinador de una crisis es más poderoso que la imponente tendencia a reproducir las mismas conductas es común en estos casos. Lamentablemente, países expertos en crisis recurrentes como la Argentina muestran un futuro menos esperanzador. Bajo una variedad de regímenes en los ‘80, los ‘90 y el 2005, siempre alcanzaron unos pocos meses de estabilidad y recuperación del salarial real para descubrir súbitamente una necesidad casi física de reequipar el living familiar, incorporar la filmadora al blog del joven emprendedor o adquirir el iphone aun antes de que en la Argentina funcione. Lo que en Estados Unidos se llama “coupons” en Argentina se llama comprar en el exterior: al amparo de la apertura promovida por el Estado, o eludiendo las regulaciones que el mismo procure imponer, centenares de miles se vuelcan periódicamente a adquirir en Miami o Nueva York bienes más baratos que en Buenos Aires, a fin de poder expandir el consumo más allá del cálculo original. Si de algo sirve la experiencia de reincidir rutinariamente en crisis económicas, es para saber que no importa cuán mal se vean las cosas, siempre se puede estar peor.

Pagina 12

lunes, 18 de mayo de 2009

Otro desalojo violento de Macri

Hoy por la mañana nos encontramos un alarmante mensaje de texto que pedía presentarnos en la Huerta Orgázmika de Caballito para frenar el desalojo. Rápido, montamos una motocicleta y llegamos cuando las topadoras terminaban de devorarse los restos de surcos y vida, mientras otros empleados de la ciudad hacían un cerco con tablas de maderas muertas y por lo menos 50 policías armados los cuidaban.
Los habían desalojado cobardemente, ilegalmente, por la noche, en plena oscuridad como es el modo del gobierno comandado por Mauricio Macri. Cerca de las 6 de la mañana, sin orden judicial ni funcionario de la cartera alguno, la Policía Federal Argentina irrumpió en la huerta dándole paso a las topadoras previamente movilizadas para tal fin; quienes se opusieron fueron golpeados, tanto por uniformados como por agentes de civil sin identificación.
El motivo: una falsa suposición sobre el potencial foco de infección por Dengue en una zona fumigada regularmente y cuando el frío ya se encargo de los mosquitos.
Los hechos: a ciertos vecinos de Caballito les molesta la organización del pueblo por si mismo y la ocupación productiva del espacio publico; un CGP adicto al gobierno PRO en busca de méritos, planea una coartada solo creíble por sus acólitos y emprende con la fuerza pública sobre una construcción popular que lleva 8 años de vida, que enseña a proveerse de alimento a quien se acerque y brinda talleres productivos y artísticos.
Comunicado de la abogada: desalojo de la huerta orgazmika
A las cinco treinta de la mañana el jefe del CGP 6, un tal señor Iambrich, junto a un grupo de infantería de la PFA y agentes uniformados, y topadoras del Gobierno Ciudad Buenos Aires, comenzaron a derrumbar la huerta Orgazmika de Caballito, sin orden judicial y basados únicamente en un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad que informó situación de potencial peligrosidad para la reproducción del mosquito del dengue. Mas allá que la plaza y las vías del tren adyacentes a la huerta son rociadas periódicamente con el veneno (llamado herbicida) Glifosato que mata todo tipo de vida incluso mosquitos y personas.
Sin informes técnicos, y como una vil excusa para aunar la uniformidad de los espacios verdes: el desalojo es ILEGITIMO, ILEGAL Y VIOLENTO, ya que un compañero fue golpeado brutalmente por efectivos de la PFA. No existe titulo alguno en poder del GCBA que autorice el desalojo que no tiene base legal ni legitimidad, no hubo orden administrativa ni judicial para el paso de las topadoras, no hubo presente ningún fiscal ni funcionario judicial que garantice el ilegitimo desalojo.
La huerta Orgazmika nace hace más de siete años, con la idea de construir un espacio de trabajo colectivo y autónomo.
Queremos demostrar y fomentar mediante el quehacer comunitario, la posibilidad de generar espacios verdes y autogestionados en las ciudades, reconstruyendo el saber de los cultivos orgánicos ya sea en espacios públicos o en nuestras casas.
Convocatoria a las 17 horas en rojas y la via
Nos concentramos hoy lunes 18 de mayo a las 17 horas en Rojas y la Vía del tren para tomar medidas contra el desalojo ilegal de la Huerta Orgázmika de Caballito.
Destruyeron la huerta. Neceistamos presencia en Rojas y la Vía del tren urgente
huertaorgazmika@gmail.com 4901-2385 / celular: 1556521519 (está en Rojas y la Vía ahora) Rojas y la vía (Est. Caballito TBA)

viernes, 15 de mayo de 2009

Lo que siempre queremos decir


Bueno, parece que esta semana estamos en sintonia con otros pensadores populares con muuuucha más trayectoria, pluma y cabeza que nosotros.
En este caso nos encontramos, tarde pero seguro, con un escrito de Eduardo Galeano puclicado por Página 12 que nos parecio imperdible para compartir.
Ahi va.

Disculpen la molestia
Por Eduardo Galeano

Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.
¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?
El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?
¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?
¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?
Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?
¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?
¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?
¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?
¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?
Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.
Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?
¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?
¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.
Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.
En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?
Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?
¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?
¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?
Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?
¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?
Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?
Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:
–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.
En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.
El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?
A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Compartiendo


En revista Macondo creemos que compartir siempre es bueno. Encontramos esta nota de Rubén Dri y la colgamos en muestro blog por ser la palabra reconocida de un compañero que generalmente habla con las palabras de todos. Que se aproveche!!!

Página 12 - Martes, 12 de Mayo de 2009
El país - Opinión

Plebiscito y proceso golpista
Por Rubén Dri *

Hace unos días, el conocido amante de los golpes Mariano Grondona y el patrón sojero Hugo Biolcati se divertían en la televisión jugando a las adivinanzas sobre el momento en que se produciría el golpe destituyente. El candidato propuesto, que por otra parte ya tiene el gabinete en la sombra, es Julio Cobos. La manera sobradora en la que se expresaron ambos protagonistas es una clara manifestación de la seguridad con la que camina el movimiento golpista (o “destituyente” para no herir oídos delicados). Desde que las patronales del agro se largaron a hacer el agresivo y violento lockout del año pasado, estuvo claro para quien quiso verlo que lo que se pretendía como máxima era la destitución del Gobierno y, como mínima, su debilitamiento. Por ello a Eduardo Buzzi no le importó que el rechazo de la 125 dañase logros para los medianos productores, pues lo que se pretendía era derrotar al Gobierno, debilitarlo para terminar con un Estado que pretende “entrometerse” en los negocios sojeros. Aunque a mentes puristas les incomode, de lo que se trató (y de lo que se sigue tratando ahora, y el próximo plebiscito es parte de ello) es de la lucha entre dos proyectos de país enfrentados. No me gusta hablar de modelos, porque éstos hacen alusión a algo puro, cosa que no se da en ninguno de los dos proyectos. Si bien es cierto que el proyecto expresado por el gobierno de Cristina Fernández presenta contradicciones que lo oscurecen, poseemos algunas claves infalibles para saber si efectivamente se trata de un proyecto nacional y, en consecuencia, con beneficios para el pueblo. Se trata de ver cómo lo tratan Clarín y La Nación, sus voceros más connotados, Mariano Grondona y Joaquín Morales Solá, y los canales de televisión en manos en los grandes monopolios. Pocas veces se han visto en nuestra historia reciente tanto odio, tanta saña, tanta mentira, como la que diariamente nos muestran los grandes medios de comunicación. Da la impresión de que nos encontramos bajo la más feroz dictadura, con el peligro diario de ser asaltados, con la prensa amordazada, aislados del mundo. Una negra dictadura a la que sólo le falta Auschwitz, como dijera la pitonisa chaqueña. A partir del feroz lockout con que las corporaciones agrarias castigaron a la sociedad toda, salió a relucir el accionar de una derecha reaccionaria que supo conquistar un espacio social en proporciones que nunca antes había logrado. Su avance es el dato más peligroso que presenta la actual coyuntura. En un momento en que finalmente en América latina se está respirando un aire de autonomía y de solidaridad en proyectos independentistas y liberadores, esta derecha presenta el peligro mayor. Néstor Kirchner llega a la presidencia por la ventana, sin base social. Con una inteligente lectura de lo que había sucedido en la pueblada del 19-20 diciembre de 2001, rápidamente toma diversas medidas direccionadas a responder a demandas urgentes que habían sido expresadas en dicha pueblada. Es necesario confesar que nadie o muy pocos, si había alguno, sospechaba el giro que su gobierno habría de tomar rápidamente. Recuperación del Estado, saneamiento de la Corte Suprema y del Ejército, derogación de las leyes de impunidad, fortalecimiento de los organismos de derechos humanos, una serie de reestatizaciones como AYSA, Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas, fin del negocio de las jubilaciones privadas, creación del Museo de la Memoria y del Archivo Nacional de la Memoria en lo que fuera la ESMA, fortalecimiento de la integración latinoamericana, muerte del ALCA, creación de Unasur y del Banco del Sur, por citar algunas de las acciones del Gobierno que hace que se pueda hablar de un gobierno nacional con medidas en beneficio del pueblo. Para ser efectivamente “popular” se necesita algo más, participación popular, la que es imposible sin la creación de un movimiento popular. Este movimiento existe “en-sí” o en potencia, en la medida en que se encuentra fraccionado, sin posibilidades de constituirse en el actor fundamental de la política del Estado. La política de transversalidad intentada por el Gobierno tuvo magros resultados, en gran parte por no ser una iniciativa que creciera de abajo hacia arriba. Desde los ’60 y ’70 la deficiencia fundamental para una política nacional y popular ha sido la falta de ese movimiento que supo expresarse en momentos críticos como 2001, pero que no pudo cuajar en una organización o estructura en la que se respetasen las divergencias para ser realmente el factor fundamental de poder. En el proyecto del Gobierno hay una profunda contradicción entre la política del Estado que, pese a fallas graves, se orienta hacia la recuperación del Estado con orientación popular en lo interno y latinoamericana en lo externo, y el instrumento político formado por el PJ y sus alianzas. De no resolverse esa contradicción de forma superadora, que sólo puede efectivizarse con la creación del movimiento popular, se resolverá con un retroceso inevitable. Creación del movimiento popular, creación de poder popular, de abajo hacia arriba, es una tarea imprescindible si se pretende que el proyecto nacional sea verdaderamente popular y tenga posibilidades ciertas de producir las profundas transformaciones que requiere el país. Mientras, ¿qué pasa con las próximas elecciones? ¿El movimiento popular debe desentenderse? Para una respuesta, menester es tener en cuenta que las elecciones legislativas a mitad de un período presidencial siempre fueron plebiscitarias, es decir, siempre sirvieron para aprobar o desaprobar la política del Ejecutivo. Cuando se produce una fuerte desaprobación, esto es, una derrota del Ejecutivo, éste ya está muerto aunque todavía pueda durar un tiempo. Así les pasó a Alfonsín y a De la Rúa, quien pretendió desentenderse del problema alegando que él no era candidato. Un triunfo de esta derecha agresiva que ante nada se detiene significará la marcha hacia la destitución soñada y predicada por Grondona, el inicio del retroceso hacia el neoliberalismo y todas sus nefastas recetas, la vuelta del FMI, de las relaciones carnales con el imperio. Los diversos movimientos populares encontrarán los mayores obstáculos para su crecimiento. Uno de los aspectos más negativos que se producirían con el avance de la derecha sería el dar la espalda a la construcción de la Patria Grande Latinoamericana. La Argentina podría tener el triste y nefasto papel de ser tal vez el mayor obstáculo para esta construcción.
* Profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

jueves, 23 de abril de 2009

Mayo en Revista Macondo

En el mes del trabajador nos fuimos a ver cómo se trabaja en la Misión Sueños Compartidos, el plan de vivienda que llevan adelante las Madres de Plaza de Mayo.
Estrenamos NUEVA SECCIÓN: a partir de este número Fábricas sin Patrones, donde nos vamos a dedicar a darle difusión a las fábricas recuperadas por sus trabajadores. Esta vez pasamos por Arrufat, la fábrica de chocolate tomada por sus obreros en enero de este año, y nos contaron qué pasó, qué pasa y lo que viene.
Además Norberto Galasso escribe sobre el 25 de Mayo de 1810 y se (nos) pregunta ¿golpe pro-británico o revolución democrática?
Ariel Magirena escribe sobre el discurso hegemónico de los medios de comunicación masiva y su manipulación sobre los trabajadores de prensa, en tiempos de discusión sobre la nueva ley de radiodifusión.
Gustavo Camacho se suma a la partida.
Araca se mete con las elecciones de Junio;
Nos ocupamos de la ballena Franca del Sur que tanto les apetece a algunos comensales asiáticos;
Reflexionamos sobre las burbujas en las que andamos metidos y otras que se nos quieren imponer y, como siempre, tenemos una contratapa y una tapa y una editorial…
Acordate: Revista Macondo de mayo sale ahora en unos días. En Mayo. Comprala en tu kiosco de diarios o en el de tu vecino, sale 5 pesitos y nadie te da tanto por tan poco.